una carta un poco vieja (2)
- entrevosyelcaos
- Nov 19, 2024
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Miércoles, 15 de mayo de 2019
Querida Cande:
Antes que nada me gustaría disculparme. Imagino que el hecho de que te entregue una carta en estos momentos es raro, demasiado Whatsapp y redes sociales que, a mi parecer nos van quitando algunas de las cosas más lindas que se puede experimentar como ser humano. Si miras de nuevo la fecha sabrás que desde el día en el que escribí esto al día en el que te lo entregue ha pasado mucho tiempo, casi una mitad de año, tal vez más.
El día de hoy es cuando me reclamabas que te hable para que coloques el libro que te preste en tu mochila para que me lo devuelvas. Es tarde a la noche y aun no me decidí si hablarte o no. Me sigue dando demasiado pudor molestar a alguien por eso. Tal vez te acuerdes de este momento. Tal vez no.
Decidí empezar a escribirte a vos porque me das esperanza. Nada más que por eso.
Hay muchas palabras en el mundo, demasiadas sensaciones y sentimientos que expresar y poco tiempo en el que se pueda hablar debido a que no somos ni fuimos (por lo menos hasta el día de hoy) de aquellos amigos que hablan de todo lo que se les viene a la cabeza. Vos tenés/tenías tu grupo y yo el mío, y a lo largo de nuestros cuatro años compartiendo escuela los caminos de ambos convergieron en algunas ocasiones.
De vos se dijeron muchas cosas, como es normal en una secundaria (más aun en una ciudad tan chica como es Chilecito). Lo que no es normal es que no recuerde algo malo que se haya comentado de vos. A esta altura ya sabrás que un gran número de personas del colegio te juzgan como la “más linda, bella, diosa, bomba” y otros adjetivos que refieren a lo mismo; que además de linda eres buena persona, súper tranquila, etc. A este punto se entiende la idea a la que quiero llegar. Siempre que escuche hablar de vos fue por algo bueno.
Es por eso que me das esperanza.
Esta carta está hecha solo para dedicarme un momento a agradecerte por ser una de esas luces en la “oscuridad”.
Cande, eres humilde y buena. Irradias felicidad y la logras contagiar. Nunca te vi en actitudes por demás competitivas ni con ánimos de ofender a alguien. Creo que eres positiva en donde te encuentres. Eres capaz de todo. Rompes estigmas y estereotipos. Vas por tu vía sin interferir en los otros.
Sinceramente no mereces sufrir por nada, pero eso es imposible en este mundo tan escaso de gente como vos. Tal vez ya te lo dije en algún saludo, no me acuerdo. Nunca, pero nunca, dejes que algo te tire al bajo. No permitas que te dañen. Cuídate mucho que a algunas personas no les agrada la idea de que exista gente como vos.
Y ya sé que no soy nadie para decirlo. No tengo ni un título que me cubra, ni la experiencia suficiente como para hablar de lo que está bien o mal a ciencia cierta. Estás palabras no buscan ser una verdad absoluta. Tampoco pretendo que me hagas caso o que al menos te interese lo que digo.
Simplemente es algo que me hubiese gustado que pasará en la vida, que alguien pueda resaltar las cosas del otro, y al ser tan largo de explicar incluso en estas hojas me faltan palabras.
Sacando cosas en limpio que decirte antes de, posiblemente, “perderte el rastro” durante un buen tiempo:
Eres bella por lo que eres.
No dejes que nada te impida sonreír como siempre lo haces.
Sé la esperanza de alguien más como lo eres conmigo.
Cuida a tus amigas. (Sobre todo a Belén, ella necesita mucho de ustedes)
Seguí siendo Cande Mercado, un bicho raro (en el mejor de los sentidos) que fascina a todos.
Sonreí, baila, canta, cuídate, no pierdas la inocencia y la ternura que se ven en tus ojos. Si tus ojos van a brillar que sea de asombro, alegría o emoción; y no porque hay lágrimas en ellos.
Se fuerte; y, por favor, sé feliz.
Cande. Gracias por hacer de este mundo un lugar mucho más habitable. Gracias por permitirme tener el placer de haber conocido a una de esas personas que son como ideales imposibles. Gracias por ser vos. Gracias por lo que das sin saber que lo das.
Nunca cambies y en lo que necesites quiero estar para vos. Tal vez una de las deudas que me queden pendientes sea conocerte más a fondo. Tal vez incluso algún día pueda lograrlo, quien sabe. Sea como sea. Gracias.
Te quiero mucho.
PD: No alcancé a escribir la primer carta y ya se me hizo demasiado larga, podría (y debería) decirte más cosas, pero tengo que continuar con otras personas que merecen su “carta de despedida” o algo así (ni yo sé cómo se llamarían estas cosas, y ¿por qué te estoy contando esto a vos?). Además debería mandarte ese mensaje recordándote el libro, lo que faltaría seria que te enojes conmigo. (En serio quiero estar para vos en lo que sea, tenme fe, intento no defraudar a nadie).
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