una carta, un poco viejita

Jueves, 16 de mayo de 2019

Querida Belén:

Estoy seguro de que no entiendes mucho el porqué de esta carta que recibiste. Para no explayarme mucho, prefiero gastar los primeros renglones en contártelo de la manera más breve posible. 

En la escuela hay gente que me encanta como la gente que es, profesores, preceptores, compañeros y demás. Gente que me aportaron un poquito para ser la persona que soy al escribir esto. Para mí es bueno, para otros no lo sé. Sea como sea a esas personas, en las que vos estas incluida, me pareció una buena idea despedirme por escrito, diciéndole aunque sea una pequeña porción de todo lo que me gustaría decirles, en este caso, decirte.

Realmente no sé en qué momento entraste dentro de mí. De un día para otro ya estabas ahí. Instalada creo que para siempre en mi corazón. Ojo que no lo digo en un sentido de amor encaprichado de pendejo sino más bien como una persona que simplemente, y sin saber porque, empezó a encariñarse mucho con alguien a pesar de no tener mucho contacto con esa persona. Espero que se entienda mi punto. 

Lo primero que decirte es que te quiero mucho. Hay algo en vos que me inspira grandeza, o algo por el estilo. En realidad no lo tengo muy claro.

Hay muchas cosas que creo de vos, algunas menos importante que otras y al mismo tiempo considero que todo se puede resumir en que eres como… como… como un sol eclipsado.

Ya sé, debes estar convencida que soy un estúpido por lo de ahí arriba. Deja que te explique. 

Desde donde yo te veo eres un sol, tienes todo lo necesario para brillar, eres grande y haces mucho bien; pero tienes algo que te tapa y no te deja ser todo lo que puedes lograr. Creo que sufres mucho, en algún punto de tu interior algo te tortura. Tal vez alguna desilusión interna o un problema familiar, una pérdida de confianza en el mundo o simplemente una negatividad que  no te deja ver las cosas lindas que nos tiene para ofrecer el estar vivos. Realmente no lo sé, me es imposible saberlo. Hay cosas que tienes que encontrar tu misma buscando en tu interior, por mi parte quiero ayudarte en todo lo que pueda porque, como ya dije hace un rato, te aprecio mucho. 

Necesitas sacar de tu vida aquello que en cierto punto te ata y entender que tienes toda la libertad de acción para explotar la mejor versión de vos. Y si, eso suena mucho a un mensaje motivacional, pero es que en verdad lo creo. Lo poco que hablamos por ahí no me permitió tener tanta confianza como para poder ahondar más en vos, y solo me puedo guiar por impresiones mías del afuera.

Sé que tienes un gran corazón. Sé que tienes miedo de que lo descubran. Tienes mucho miedo a que te lastimen, no te culpo ¿Quién no tendría miedo en los tiempos que corren? Tiempos de engaños a la vuelta de la esquina. Tiempos del dolor como vecino. Pero aquí estamos. Evadir la realidad por minutos no nos quita de la misma. Esconder los problemas debajo de una alfombra solo nos impedirá verlos, no estará ni cerca de solucionarlos. Creo que la vida no se trata de intentar respirar en este mar de caos, desesperación y dolor. Considero que la vida se trata de intentar ordenar nuestros quilombos, no ocultarlos por minutos sino solucionarlos para siempre. Aquella piedra que pateamos hacia adelante solo nos estorbara en unos metros más. 

Construí con las piedras Belén, no las ocultes. Mira a la cara a la vida, reítele de los problemas que te planteen. Solucionalos a todos. Ama y dejá que te amen. Apóyate en tus amigas, apóyate en tu familia, apóyate en mi las veces que hagan falta y seguí caminando hacia delante. Demostrá que tu amor y tu corazón dictan bien las frases y la vida que piensan. Tenés mucho para aportarle a este mundo y para mejorarlo. Tenés mucho amor para dar. Tenés mucho brillo que mostrar. No vuelvas a permitir que ninguna luna oculte el hermoso sol que eres.

--Anónimo