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  • Writer: entrevosyelcaos
    entrevosyelcaos
  • Feb 15
  • 4 min read

Veo videos de YouTube desde que tengo 13 años, tal vez desde antes. Mi memoria nunca ha sido la mejor compañera. Últimamente escucho que esta plataforma está “en las últimas” porque hoy en día se prioriza el contenido corto y rápido. Tal vez por eso YouTube agregó los Shorts, que se parecen a los Reels y que, en realidad, serían TikToks. Supongo que las empresas se adaptan a sus consumidores, a su público, a su fuente de ingresos. No obstante, yo sigo acá y, aunque ya no tenga 13 años, sigo viendo videos de más de 10 minutos y los disfruto. Tal vez me esté quedando vieja, tal vez la Generación Z se la está comiendo la Alpha como nosotros hicimos con los millennials. No lo sé.


Es curioso, supongo, confesar que siempre quise tener un canal de YouTube. Desde los 13, sí. Veía a esas chicas y solo quería ser como ellas, ¿saben? Quería vivir de compartir mi vida, formar una comunidad o como sea que se llamara en ese entonces. Hoy, con 21 años, tal vez ya no quiera eso. Sin embargo, sigo con una idea dando vueltas en la cabeza: ¿y si lo grabo? ¿Y si esto es un recuerdo que nunca querré olvidar?


Nunca entendí por qué mi memoria muchas veces me abandona. No hay recuerdos de la infancia ni de la adolescencia o, tal vez, muy pocos, muy particulares. No recuerdo navidades, vacaciones o quién me regaló qué cuando tenía 15 años. Una vez leí que, a veces, la mente no quiere recordar. Otras veces, que lo oprime hasta que un día explota y sale a la luz. En fin, deben de haber muchas teorías psicológicas al respecto. Hoy no quiero saberlo del todo, no quiero recordar demasiado, por las dudas.


Pero el año pasado fue un buen año para mí. Me gustó mucho y sí quiero recordarlo. Entonces, ¿debo dejar eso tan valioso simplemente en mi mente tramposa? Desconfío. Y ahí llega de nuevo la idea: estos videos serán nuestras memorias, nuestros recuerdos, el típico core memory dicho. ¿Y si creo un canal de YouTube para recordar?


Honestamente, voy a hacer un sincericidio: el año pasado sí grabé unos videos, los edité y están en mi canal de YouTube, solo que yo soy la única que puede verlos. No quería exponerme, por alguna razón. Hoy, no creo que esas razones sean suficientes porque… ¿y si olvido la contraseña de mi canal? Tal vez simplemente deban estar allí, online, para que cualquiera los vea. O tal vez solo para mi yo del futuro, en un tiempo muy lejano.


Vuelvo a lo mismo. ¿Y ahora qué hago? ¿Creo un canal o no? La otra vez me preguntaron en Instagram qué quiero de mi cuenta, qué espero que suceda, y no lo sé. No. Lo. Sé. ¿Entonces? Tal vez tenga miedo, no sería la primera vez. ¿Miedo a que nadie me vea o miedo a que me vean demasiados? Miedo. Pero tengo tantas ganas de recordar mi vida a los 21… A veces ni siquiera puedo explicarlo. Así que escribo este artículo, esta parte de mi diario que ahora comparto. La vida tal cual. La mente tal cual. Este es el caos de mi cabeza.


Últimamente estoy disfrutando el contenido de Meredith Good. La adoro. Es tan real y genera comfort al instante. Me gustaría ser como ella, ¿saben? Poder grabar y editar, vivir esa vida. Aunque no puedo dejar de estudiar cuando me falta tan poco para recibirme. No se puede empezar un sueño nuevo si ni siquiera terminaste el anterior… o al menos eso dice mi cabeza con tintes de perfeccionista. En fin, adoro su contenido e intento estudiarlo, aprender, pensar qué puedo hacer con eso. Sin embargo, ¿y si nadie me ve? ¿Y si no es suficientemente bueno? ¿Y si no sirve de nada? Creo que caer en el capitalismo es más fácil que cualquier otra cosa. No quiero comercializar todas mis pasiones. Si hago esto, es para recordar mi pasado. Entonces, ¿cómo funcionamos?


Cámara. Listo, uso la de mi celular.

Edición. Mi computadora.

Alcance. Mi cuenta de Instagram.

¿Eso es todo? No, falta el contenido en sí.

Okay, puedo armar una lista de cosas para charlar. Amo charlar. Esto será fácil.


Pero no me gusta lo que digo. ¿Y si nadie me entiende? Es raro estar frente a la cámara. ¿Y si parezco incómoda? Con el tiempo aprenderé. Puedo solucionar todo en mi cabeza menos esto: ¿y si mi contenido es aburrido porque no tengo nada interesante que decir?


Sumándole a esta carta de sincericidio, muchas veces sentí la irrelevancia de mis palabras. Supongo que cuando estudias Letras, le das tanto valor a las palabras que lo cotidiano pierde importancia. Siento que yo siempre pierdo. No tengo nada importante que decir, nada que le llame la atención al otro. Si fuera un producto, nadie lo compraría. Tal vez eso sea bueno. No quiero ser comprada. No soy un producto.


Un día, rindiendo el segundo final que aprobé en mi vida, una de mis profes favoritas me dijo que no hablara tan rápido porque lo que decía tenía valor. Me había olvidado de eso. Me había olvidado de que, tal vez, lo que yo diga es importante.


Al fin y al cabo, alguien me lee, ¿no?


Tal vez pueda intentar YouTube. Tal vez sí.

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1 Comment


sbvibezmusic
Feb 15

Hola, soy SBVIBEZ, me animé a leer esto y la forma en que expresas tus pensamientos y dudas se siente muy real y cercana. Creo que muchos hemos pasado por algo parecido: ese deseo de crear, de compartir, pero también el miedo a la exposición o a que nadie nos vea. Me pareció muy interesante lo que dijiste sobre YouTube como una forma de conservar tus recuerdos.


Creo que si tienes tantas ganas de grabar, deberías intentarlo. No por los números, sino por ti. Porque a los 21 quieres recordar tu vida y porque, al final, alguien te lee… y también alguien te verá.

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